En este momento estás viendo Celebrar lo ordinario

Celebrar lo ordinario

  • Categoría de la entrada:Bienestar

Los cambios significativos se cuecen a fuego lento

En un mundo donde lo estimulante, lo extraordinario y lo inmediato resultan tan atractivos; celebrar lo ordinario, lo «normal», donde se dan las pequeñas transformaciones, parece no tener mucha importancia. Sin embargo, es ahí, en lo cotidiano, donde muchos pequeños, y no tan pequeños, gestos van cociendo a fuego lento cambios significativos. En el día a día se van gestando, hasta que, como si de una tendencia natural de los acontecimientos se tratara, florecen.

Parafraseando a Zigmunt Bauman “𝘊𝘰𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘤𝘶𝘭𝘵𝘰 𝘢 𝘭𝘢 𝘴𝘢𝘵𝘪𝘴𝘧𝘢𝘤𝘤𝘪ó𝘯 𝘪𝘯𝘮𝘦𝘥𝘪𝘢𝘵𝘢, 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘯𝘰𝘴𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘩𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘪𝘥𝘰 𝘭𝘢 𝘤𝘢𝘱𝘢𝘤𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘳”.

Celebrar lo ordinario apreciando las pequeñas transformaciones

Me gustaría hacer un pequeño homenaje a todas esas pequeñas transformaciones que se dan en lo cotidiano, que están impregnadas de normalidad, pero que nutren los días de personas, grupos y equipos. Celebrar lo ordinario atendiendo a los pequeños sucesos “aparentemente” insignificantes, pero que, sin embargo, están llenos de matices y de multitud de sabores.

Un guiño a lo ordinario, que nada tiene que ver con lo espectacular y lo extraordinario, y que precisamente por eso, contiene gestos que permiten ir construyendo algo nuevo. Pequeños gestos… pequeños, pero significativos pasos en la vida, en el trabajo, en los proyectos…

«Cada cosa conduce a una cosa, que conduce a otra cosa, si te concentras en hacer la más pequeña y después la sucesiva y sigues así, habrás hecho grandes cosas habiendo hecho solo pequeñas cosas».

JOHN WEAKLAND

Vaya por delante que no estoy para nada en contra de trabajar en metas grandes, en proyectos exigentes y en objetivos a largo plazo. Sería del todo incoherente después de trabajar 15 años en contextos empresariales-organizativos. Tan solo, consciente de que un Gran proyecto, aunque esté destinado al fracaso desde antes de empezar, suele ser más atractivo, y admirado, por los demás; nada comparado con los “insípidos” y pequeños pasos de lo cotidiano. Y si no se consigue siempre cabe afirmar: “lo intentó, pero era demasiado grande para…”  aunque en el camino se desatienda todo aquello que realmente es importante en su  vida.