Ciencia y arte del cambio: regularidad y singularidad en las intervenciones

Si hay un contexto donde las exigencias impuestas por la multitud de factores condicionales del desarrollo de los acontecimientos exigen que las intervenciones sean, por una parte, estandarizadas y, por otro, adaptadas a las características de cada situación que debe cambiarse, es el empresarial-organizativo donde personas, grupos y equipos, tanto internos como externos, hacen que sean entornos muy complejos de gestionar. También lo son los equipos profesionales fuera del ámbito empresarial como los deportivos, artísticos y los de investigación científica.

Ciencia: regularidad en las intervenciones orientadas al cambio

Desde una perspectiva estratégica, son formas de intervenir que se basan en la experiencia acumulada en décadas de investigación empírico-experimental y con metodología científica. Permite, por haberse comprobado que funciona en numerosos casos con casuísticas similares, el uso de una metodología que utiliza procedimientos basados en formas de actuar rigurosas y sistemáticas, reproducibles y predictivas.

Arte: singularidad en las intervenciones orientadas al cambio

Por singularidad nos referimos a esa forma de intervenir que se ajusta constantemente a las características particulares del contexto en el que se realiza. En este caso, en sistemas complejos (equipos) y profesionales que, a su vez, van experimentando cambios a medida que avanza el proceso de cambio y que además requiere de una adaptación constante de quien la realiza en cuanto a las habilidades relacionales y comunicativas.

Importancia e implicación de los niveles lógicos

Para avanzar en este punto es imprescindible resaltar el extraordinario trabajo realizado por el profesor Giorgio Nardone y su equipo de colaboradores del S.T.C de Arezzo a la hora de crear o de gestionar cambios de forma eficaz, eficiente y rigurosa.

Una perspectiva que representa una distinción muy importante, y para la que tomamos como referencia, es el trabajo del lógico, filósofo y matemático Bertran Russell clasificando los diferentes niveles lógicos que se dan en un proceso de cambio.

Por un lado, uno de esos niveles se relaciona con la teoría, la estructura del problema y la estructura de las estrategias que se seleccionan para solucionar o implementar una mejora, y, por otro lado, otro nivel lógico que se relaciona con la interacción directa con el fenómeno en el que se quiere gestionar el cambio cuando se está realizando la intervención. Esta distinción, que marca la diferencia en la forma de abordar procesos de cambio, es muy importante. No tenerla en cuenta, algo que pasa más frecuentemente de lo necesario, facilita enormemente el fracaso.

En lo que a la gestión del cambio se refiere, en el nivel lógico (relacionado con la teoría, la estructura del problema y la de las estrategias) es necesario el uso de acciones sistemáticas y rigurosas, es decir, una estructura que permita que sean reproducibles y predictivas. En la intervención directa con el equipo predomina la adaptabilidad, es decir, una forma de funcionar artística y adaptativa donde las modalidades de comunicación que permiten el cambio y las posturas relacionales adoptadas se van adaptando a cada paso, y tienen en cuenta y gestionan, con mucha precisión, el nivel emocional implícito en el cambio.

Regularidad y singularidad: ciencia y arte del cambio en equilibrio

El Modelo estratégico creado por el profesor Nardone y sus colaboradores del S.T.C de Arezzo ofrece ambas formas de intervenir, ya que es imprescindible alternar regularidad y singularidad en las intervenciones orientadas al cambio. Además, como puedes leer en la distinción “lenguaje de cambio” es necesario adaptar el tipo de lenguaje a cada uno de estos niveles lógicos; algo que se lleva estudiando más de 4 décadas en el S.T.C de Aretzo y que el Modelo Estratégico ofrece con exquisita eficacia.