Un riguroso proceso de indagación sistemática permite abordar el cambio, inicialmente, de forma empírico-experimental, desvelando con precisión la persistencia de dinámicas que mantienen la situación cambiar o a mejorar. Esta fase de descubrimiento continúa con otras, en las que se introducen cambios, cuyos efectos sirven de guía para posteriores intervenciones, que se van ajustando en cada fase, y van desvelando, en cada paso, su funcionamiento. Se va conociendo el funcionamiento del problema, o de la situación a mejorar, a medida que se va interviniendo.
En este proceso obtenemos conocimiento de tipo operativo, a través de una forma de proceder que tiene como máxima ajustar la solución al problema, la acción-investigación.
Este proceso auto-correctivo finalmente permite organizar las experiencias, dando paso a un conocimiento total de la situación. Abandonando cualquier postura en la que se trate de validar una teoría a priori, el conocimiento es el resultado del cambio inducido, y no al revés.